La salud sexual y reproductiva en Estados Unidos atraviesa un momento crítico. Legisladores republicanos en la Cámara de Representantes pasaron una propuesta para recortar fondos federales a Planned Parenthood, una medida que podría dejar a millones de personas sin acceso a servicios básicos de salud. Ahora necesita la aprobación del Senado. Esta no es una disputa presupuestaria aislada: es un ataque político deliberado a uno de los proveedores más importantes de atención médica para comunidades vulnerables.
Según datos recientes de la KFF Health Tracking Poll , la magnitud del impacto es difícil de ignorar:
Una de cada tres mujeres en Estados Unidos ha recibido atención médica en un centro de salud de Planned Parenthood.
Lo mismo ocurre con uno de cada diez hombres.
Casi la mitad de