De 1852 a 1953, la Guayana Francesa -un departamento de ultramar francés en Sudamérica- funcionó como bagne.

Así llamaba Francia a sus “colonias penales” en el mundo, típicamente territorios pobres y recién colonizados por Francia a los que enviaba a sus presos “indeseables” y los forzaba a trabajar.

La Guayana Francesa recibió durante esa época más de 70,000 reclusos de todo el imperio francés.

Más de 70 años después del fin de ese periodo oscuro de la historia, todos aquellos fantasmas del pasado vuelven a la memoria de los francoguayaneses.

El ministro de Justicia de Francia, Gérald Darmanin, anunció a mediados de mayo la construcción de una nueva prisión de alta seguridad en el territorio sudamericano.

Durante una visita a Cayena, capital de Guayana Francesa, aseguró que su ob

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