Con Donald Trump en la escena política, la sensación es la de estar viendo una coreografía sin fin: un paso adelante, dos atrás, y vuelta a empezar . Un verdadero baile de la yenka judicial donde las decisiones del presidente avanzan y retroceden al ritmo de los tribunales.

Un buen ejemplo es su pelea con las universidades . Trump intentó prohibir que Harvard matriculara estudiantes extranjeros y amenazó con retirar fondos a todas las escuelas que apoyaran la discriminación positiva. Además, ordenó desmantelar el Departamento de Educación y despedir a gran parte de su personal. Pero cada vez que daba un paso firme, los jueces frenaban esas órdenes . Así que, aunque Trump intentó avanzar con fuerza, terminó retrocediendo frente a las demandas legales.

Lo mismo ocurrió con

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