El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, informó oficialmente al Congreso sobre un ambicioso plan de reorganización del Departamento de Estado, que incluye una reducción del 18% en el personal doméstico —superando el 15% anunciado en abril—, recortes presupuestarios y el cierre o reestructuración de más de 300 oficinas y divisiones. La medida busca, según Rubio, “un Departamento más ágil y mejor equipado para promover los intereses de Estados Unidos y mantener la seguridad de los estadounidenses en todo el mundo”.

El rediseño forma parte de una agenda alineada con los objetivos del gobierno de Donald Trump, centrada en disminuir el tamaño del aparato estatal y trasladar funciones a estructuras más centralizadas. Rubio justificó la reforma asegurando que se trata de un esfue

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