MIAMI — Cuba es un país donde cada megabyte cuesta, no solo en dinero, sino también en derechos. Hoy, contar con una conexión estable a internet puede ser el puente hacia el mundo o, como en el caso cubano, el recordatorio constante de una desigualdad que no deja de profundizarse. La reciente decisión de ETECSA de subir las tarifas y establecer límites de consumo en moneda nacional para adquirir megas, mientras impulsa paquetes en divisas, confirma una tendencia que muchos temíamos: el acceso a las telecomunicaciones se está convirtiendo en un lujo. Y lo que es peor, podría convertirse en una herramienta más para mantener al pueblo en silencio.

El gobierno cubano, a través de los medios oficialistas y del propio primer ministro Manuel Marrero Cruz, justificó la medida señalando l

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