PHOENIX — Así se gana una final. Con autoridad, con garra, con historia y con goles. Cruz Azul dio una de las mejores exhibiciones de los últimos años al aplastar 5-0 al Vancouver Whitecaps, levantar el trofeo de la Copa de Campeones de la Concacaf y sellar su boleto al Mundial de Clubes 2029, además de obtener el pase a la Copa Intercontinental de este año y embolsarse cuatro millones de dólares. Todo, en una noche redonda.
La Máquina fue una locomotora desde el silbatazo inicial. Arrolladora, ordenada y letal. Con una presión alta que asfixió a los canadienses, y una contundencia ofensiva que dejó claro por qué este equipo merecía el título.
Ignacio Rivero abrió la cuenta tras una gran recuperación de Rotondi. Luego llegó el derechazo de Lorenzo Faravelli tras otro robo en la salida.