No es broma: McKinney tiene 450 cabras trabajando de sol a sol en el Wilson Creek Trail. Su misión: devorar maleza difícil y raíces rebeldes que ni los podadores humanos se atreven a tocar. Esta pandilla de cuatro patas forma parte de un plan ecológico de limpieza natural que durará unas tres semanas entre los parques Bonnie Wenk y Al Ruschhaupt. El acceso al sendero sigue abierto, pero ya lo dijeron las autoridades: “mira, pero no toques”.

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