WASHINGTON.– De la despedida en el Salón Oval con los deseos declarados de Elon Musk de “seguir siendo amigo y asesor” de Donald Trump, que hasta le obsequió una simbólica llave de oro de la Casa Blanca, al despiadado ataque del multimillonario a la ley de presupuesto del presidente, que calificó de “abominación repugnante”, pasaron solo cuatro días.
Un final abrupto –¿y definitivo?– para un bromance que marcó la campaña del año pasado en Estados Unidos y los primeros meses de la segunda administración Trump.
Pero ¿qué hay detrás de los exabruptos de quien lideró el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), a cargo de los recortes del gasto federal?
“Lo siento, pero ya no lo soporto. Este enorme, escandaloso y desmesurado proyecto de ley de gastos del Co