En las distintas fases de la adultez, lo que se define como buen descanso empieza a cambiar, aunque nos mantengamos sanos y activos. Según el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de Estados Unidos (NIA, por las siglas en inglés), “a medida que envejecemos, la forma en que dormimos cambia.
Como regla general, los especialistas en sueño recomiendan que los adultos duerman entre 7 y 9 horas cada noche para cuidar la salud. Sin embargo, esta pauta puede variar, pues el buen dormir tiene modificaciones a los 40, 50 o 60 años.
Los adultos mayores tienden a acostarse y despertarse más temprano que los jóvenes, y el tiempo dedicado a cada tipo de sueño disminuye.
"El sueño suele ser más corto y ligero, y es posible que nos despertemos con más frecuencia durante la noche. Los mayores de 60