El serbio, de 38 años, resiste al infernal ritmo impuesto por el número uno, pero termina cediendo y se marcha como llegó: rebelándose 6-4, 7-5 y 7-6(3), en 3h 16m
Aplaude desde el palco a rabiar Jo-Wilfred Tsonga, Ali Tsonga, ese pegador que la rompía hasta hace no demasiado, felizmente retirado desde hace tres años. Vaya tío, Novak. Irreductible, mucha clase. Yo jugué contra él, piensa el francés, impresionado con esa forma de pelotear y debatir del serbio Djokovic, que rebate como puede a una fuerza de la naturaleza que le imprime un ritmo infernal a la pelota : pam, pam, pam, pam. Como aquellos contrarrelojistas del ciclismo que tienen esa endiablada cadencia en el pedaleo. Casi extraterrestres. Así que imposible de seguir para un tipo, una leyenda, que a sus 38 años continúa inte