Kilmar Ábrego García, de 29 años, padre de tres hijos con discapacidades, es un ciudadano salvadoreño que entró a Estados Unidos de forma irregular alrededor de 2011, cuando era adolescente, huyendo de la violencia de las pandillas, según asegura su familia.

En 2019 un tribunal de inmigración suspendió su remoción y estableció que no podía ser deportado a su país de origen ya que, según determinó el juez que firmó el fallo, en El Salvador una pandilla local “lo amenazaba a él y su familia con matarlos”.

A pesar de ese fallo, el pasado 15 de marzo la administración de Donald Trump lo deportó a El Salvador. Su caso se convirtió en el foco de las tensiones políticas en Estados Unidos por las deportaciones. Ahora fue llevado de regreso a EE.UU. para enfrentar casos penales.

De acuerdo con

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