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La dona, ese rico anillo de masa dulce y frita que ha conquistado paladares alrededor del mundo, tiene una historia con raíces profundas en las tradiciones culinarias europeas.

Según información publicada en Smithsonian Magazine, su origen se remonta a los olykoeks o “pasteles aceitosos” que los colonos holandeses trajeron al Nuevo Mundo en el siglo XVIII, específicamente a Nueva Ámsterdam, hoy conocida como Nueva York.

Estos pastelillos, elaborados con masa frita en grasa animal, son considerados los precursores directos de la dona moderna. Más adelante, en 1847, un joven marinero estadounidense llamado Hanson Gregory aseguró haber inventado la forma con agujero en el centro para lograr una cocción más uniforme.

Décadas después, en 1938, el Ejército de Salvación en Chicago insti

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