Cada año, el 1º de junio marca el inicio oficial de la temporada de huracanes en nuestra región. Para muchas organizaciones, esto activa protocolos de revisión de generadores, inventario de suministros, refuerzo de estructuras y actualizaciones de seguros. Sin embargo, hay un componente igual de esencial que a menudo se descuida: contar con un plan preventivo de comunicaciones de crisis.
Las experiencias vividas tras huracanes como María, Irma y Fiona han dejado claro que, en situaciones de emergencia, la forma en que se comunica puede ser tan crucial como las acciones que se tomen. En momentos de incertidumbre, miedo o caos, la claridad, consistencia y rapidez en la comunicación ayudan a preservar la confianza de clientes, empleados, suplidores y comunidades. Una narrativa mal manejada p