La policía nacional cuenta con un grupo especializado en las redes de ladrones de casas, relojes y dinero en sus campañas nómadas. “Ellos se sorprenden al ver una investigación internacional”

Se despertaban sobre las ocho o las nueve y en unos minutos estaban listas para empezar su jornada laboral. Zonas con turistas, cerca de estaciones, siempre en busca del bullicio. Y a robar. Porque ese era su trabajo. Las mujeres componían un clan de carteristas con vínculos familiares entre ellas, que han aprendido, como un oficio, el poco noble arte de la sustracción. Mientras ellas estaban en acción, los miembros masculinos de la organización, sus abuelos y padres, esperaban en casa a contabilizar el botín de la jornada. Estaban asentadas en Madrid, pero iban haciendo giras criminales por España

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