Hay parejas que, cuando discuten, no se insultan, pero tampoco se cuidan. Que aprendieron a usar la palabra "separación" como amenaza, como forma de ganar, de presionar o de tener el control. No es que quieran terminar… es que no saben cómo hacer para que el otro cambie. Hay quienes, cada vez que se molestan, lanzan la frase "me voy", "esto se acabó", "no quiero seguir más".

¿De verdad lo sienten o simplemente quieren controlar al otro? Según la psicóloga Marina García Fuentes, directora del Instituto Psicode, en muchos casos no hay una verdadera intención de separarse. Hay miedo, rabia o frustración. Pero también, y esto es más grave, una forma de ejercer poder. "Cuando se utiliza la amenaza de separación como estrategia, deja de ser un pensamiento legítimo y se convierte en un arma

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