
La lengua es una ventana a la salud general del organismo. Aunque muchas veces la pasamos por alto, su aspecto puede ofrecer claves valiosas sobre desequilibrios nutricionales, infecciones, problemas inmunitarios e incluso enfermedades crónicas. Cambios en el color, textura o presencia de lesiones pueden ser señales tempranas de condiciones subyacentes que requieren atención médica.
Muchas veces nos fijamos en la lengua de los ancianos para hallar síntomas de deshidratación o síndrome de boca seca, a través de una lengua seca, pastosa o con grietas. Además, infecciones como la candidiasis oral —frecuente en personas con el sistema inmunológico comprometido o tras tratamientos antibióticos— se manifiestan con una capa blanquecina en la lengua, que suele acompañarse de ardor o mal sabor de boca. Por otra parte, alteraciones en la lengua como glositis, lengua atrófica o presencia de fisuras podrían estar vinculadas con deficiencias de hierro, vitamina B12 o folato, y asociarse con trastornos sistémicos como la anemia perniciosa o la enfermedad celíaca.
Concretamente, la doctora Miren de las Fuentes , especialista en Cirugía Maxilofacial del Hospital Universitario de La Princesa, detalla en declaraciones a OKSALUD los signos en la lengua que deberían alertarnos de que algo no va bien en nuestra salud general: «Cambios persistentes en el color, textura o forma de la lengua pueden ser señales de alerta. Por ejemplo , una lengua pálida puede indicar anemia; enrojecida y lisa, déficit de vitamina B12; con placas blancas, una infección por hongos; o con úlceras, llagas o aftas, o nódulos persistentes, un posible proceso maligno». « Estos signos deben ser evaluados clínicamente por un médico si duran más de dos semanas», añade la especialista.
La experta relata que los déficits de hierro, vitamina B12 o ácido fólico se reflejan frecuentemente en la lengua. «La glositis atrófica, donde la lengua aparece lisa, roja y dolorida, es típica en estos casos. Estudios han demostrado que la lengua actúa como un marcador temprano de deficiencias nutricionales, antes incluso de que aparezcan alteraciones hematológicas más evidentes», constata.
Preguntada acerca de si puede una lengua seca o agrietada indicar deshidratación, aunque no tengamos sed, asevera: «Sí, la lengua seca, con fisuras o sensación pastosa puede ser un signo temprano de deshidratación, especialmente en personas mayores, donde el reflejo de la sed está disminuido. La saliva es esencial para la salud oral, y su reducción puede comprometer la mucosa lingual, pudiendo favorecer la aparición de infecciones o de heridas traumáticas por falta de lubricación oral. Este signo debe tenerse en cuenta, incluso si la persona no manifiesta sed evidente».
Por su parte, sobre el papel que juegan las infecciones por hongos, como la candidiasis, en la salud de la lengua, la Dra. de las Fuentes detalla que la candidiasis oral está causada por el hongo Candida albicans y que es «la infección más frecuente en la lengua». «Suele presentarse como placas blancas removibles, descamativas, sobre una base enrojecida, y aparece con mayor frecuencia en persona con algún tipo de inmunodepresión, usuarios de prótesis dentales mal ajustadas o tras el uso prolongado de medicamentos, especialmente antibióticos o corticoides», agrega. En este sentido, recalca que su detección y tratamiento precoz son clave para evitar complicaciones.
Revisiones
Con todo, sobre la sobre la frecuencia deberíamos revisar nuestra lengua o acudir al médico si notamos cambios persistentes en su aspecto, la cirujana Maxilofacial del Hospital Universitario de La Princesa indica que la lengua debe observarse con regularidad como parte de la higiene oral diaria.
«Cualquier cambio de color, dolor, úlceras que no cicatrizan en dos semanas , o masas palpables, deben motivar una consulta médica, ya que pueden ser indicios de patologías sistémicas como déficits vitamínicos o anemia o incluso cáncer oral en estadios iniciales. Toda lesión lingual que no desaparezca en 15 días ha de ser estudiada con detenimiento», remata la experta.
Finalmente, para mantener una lengua sana, la doctora Miren de las Fuentes asegura que se requiere una buena higiene oral, que incluye el cepillado de la lengua una o dos veces al día para remover placa bacteriana y restos alimentarios. «Esto ayuda a prevenir halitosis e infecciones. Además, mantener una adecuada hidratación, una dieta equilibrada y evitar el tabaco y el alcohol son medidas esenciales para preservar su salud, especialmente para evitar el cáncer oral, dado que ambos son los factores de riesgo más importantes para su aparición”, concluye.