Bogotá, 7 jun (EFE).- Pocas democracias en el mundo han sufrido con tanta intensidad y frecuencia la tragedia de ver caer a sus candidatos presidenciales bajo las balas como Colombia.

A lo largo del último siglo, el país ha visto cómo líderes con opciones reales de alcanzar la jefatura del Estado han sido asesinados o atacados en plena campaña, en episodios que no solo han enlutado a la nación, sino que han alterado el rumbo político del país, truncado proyectos de reconciliación, exacerbado la violencia y sembrado un persistente escepticismo frente a las garantías electorales.

Desde el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán en 1948, que encendió la chispa de una guerra no resuelta del todo, hasta el más reciente atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay este 7 de junio en Bogotá, cada

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