Elegimos cuidadosamente un peluche adorable, una pelota de tenis o una cuerda con nudos reforzados y se lo entregamos con ilusión al perro ... y a los cinco minutos, el salón está cubierto de restos de poliéster, goma de la pelota o hilo. Mientras tanto, en una esquina, una pelota vieja o un peluche sin forma sobrevive semana tras semana, intacto. ¿Por qué algunos juguetes son triturados sin piedad y otros reciben un trato casi reverencial?
La respuesta no es tan simple como decir que a un perro le ‘gusta más’ uno u otro juguete. La forma en la que interactúan con los objetos está ligada a su instinto, a su estilo de juego, a su estado emocional y, en ocasiones, también a su vínculo con quien se los ofrece. Destruir no es necesariamente algo negativo para un perro, a menudo es solo un