BRASILIA – Los intentos negociadores de Brasil para evitar la subida de los aranceles al 50% se han topado con un muro de indiferencia en la Casa Blanca. Desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el tarifazo para Brasil (el más alto en todo el mundo) el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva anunció que no saldría de la mesa de diálogo hasta alcanzar un acuerdo. El problema es que no ha habido mesa, ni diálogo.

A pocas horas de que llegue el temido 1 de agosto, cuando en principio entrará en vigor el tarifazo, el clima en Brasil es de desánimo y resignación. Washington no coge el teléfono. Tanto el Gobierno como los empresarios brasileños creen que hay poco margen de maniobra, porque las razones para el castigo a Brasil no son estrictamente políticas. Trump vinculó l

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