La hermana Albertine, una joven monja católica, llega a las afueras del Vaticano con su teléfono móvil en mano, lista para grabar nuevos videos para sus cientos de miles de seguidores en internet.

La monja de 29 años, cuyo nombre secular es Albertine Debacker, es una de los cientos de «influencers» católicos que llegaron a Roma para un encuentro de redes sociales organizado esta semana por el Vaticano.

El Vaticano los llama los «misioneros digitales» y el papa León XIV ofició una misa para ellos en la Basílica de San Pedro, donde los instó a crear contenido para aquellos que «necesitan conocer al Señor».

La Iglesia católica, que por años se mantuvo cautelosa ante las redes sociales, ahora las ve como una herramienta clave para propagar la fe ante una decreciente presencia en los templos

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