Por Lisa Klaassen y Saskya Vandoorne, CNN

Eran poco después de las 7 p.m. de un lunes cuando el personal de la residencia de ancianos “Korian Les Amarantes” –en Tours, al suroeste de París– encontró a Yvette Brisset, de 92 años, muerta en su cama. Al parecer, se había atragantado con una magdalena, uno de los famosos pasteles franceses con forma de vieira y sabor a limón.

El pastel le había sido traído esa misma noche por un hombre llamado Alain Jousselin.

Jousselin, que entonces tenía 60 años, no era familiar ni amigo. Era un exbombero que había comprado la casa de Brisset 25 años antes a través de un programa inmobiliario francés conocido como viager, y desde entonces había estado esperando para mudarse, según declaró a CNN su abogado, Abed Benjador.

En una venta viager, los propieta

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