MINNEAPOLIS, MN

En las citas, la mayoría creemos saber qué buscamos: altura, sonrisa, color de ojos, mandíbula, etc. Pero la ciencia sugiere que nos dejamos llevar más por el instinto que por Instagram. Tras las funciones superficiales de “deslizar a la derecha” se esconden señales sutiles y silenciosas que guían nuestra atracción, muchas de las cuales ni siquiera percibimos.

Tomemos como ejemplo las patas de gallo. Aunque a menudo se eliminan con bótox y filtros, estas líneas finas son un pequeño indicio de la evolución: indican una sonrisa genuina, calidez emocional y confianza. De hecho, en algunos rincones del país, son más atractivas que una mandíbula cincelada.

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