Es un pan de cada día que en una misma habitación, algunas personas estén abrigadas hasta el cuello mientras otras apenas llevan una camiseta, o que existan disputas por la temperatura del aire acondicionados entre los que pasan frío y los que irradian calor. Y es que esta diferencia en la percepción del calor o el frío no es producto del azar ni de la imaginación. Se debe a múltiples factores fisiológicos, genéticos y ambientales que influyen en cómo cada individuo experimenta la temperatura.

El cuerpo humano está diseñado para mantener su temperatura interna dentro de un rango estrecho, entre 35 y 37 grados centígrados. Este equilibrio es fundamental para que los órganos funcionen de manera correcta. El encargado de controlar este aspecto es el cerebro, que a través del hipotálamo, regu

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