En un mercado laboral cada vez más competitivo, la diferencia entre tener una titulación y no tenerla puede ser importante. No se trata únicamente de acceder a mejores puestos de trabajo, sino también de contar con la capacidad de reinventarse, adaptarse a nuevas demandas y evitar la precariedad laboral. Sin embargo, para un número importante de jóvenes madrileños, la formación se quedó en el camino.

Hay quienes abandonaron sus estudios por necesidad económica, otros porque tuvieron que incorporarse de forma prematura al mercado laboral y, en muchos casos, por falta de motivación o de apoyo en su entorno. El resultado es una brecha que, con el paso de los años, se hace más difícil de cerrar. Retomar los estudios supone un esfuerzo extra, y no todos cuentan con el tiempo, los recursos o

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