Antes de que el cine patrio existiera como industria, ya había una cámara tomando imágenes en movimiento en la comunidad aragonesa. Fue en 1897, tan solo dos años después de que los hermanos Lumière hicieran su primera proyección con público en París. Y lo que grabó esa primera lente no fue una ficción ni una obra de teatro, sino una salida de misa en Zaragoza en blanco y negro y sin sonido .
Ni Madrid ni Barcelona, que hubiera sido aparentemente lo más lógico, por ser las dos grandes urbes de nuestro país. Fue sin embargo en la capital del Ebro, frente a la basílica del Pilar. Su responsable Eduardo Jimeno Correas, un aragonés pionero y con mucho talento, que rodó lo que se considera como el primer documento cinematográfico de España. Un momento sencillo y cotidiano, la ‘Salida de mi