Por JOSH BOAK

WASHINGTON (AP) — Cuando el coronavirus se propagó durante el primer mandato del presidente Donald Trump, él propuso una solución simple: limitar la cantidad de pruebas para que el brote mortal pareciera menos grave. Cuando perdió las elecciones de 2020, tenía una razón preparada: el conteo de votos fue fraudulento.

Y el viernes, cuando las revisiones del informe de empleos de julio mostraron una economía en apuros, Trump tuvo una respuesta: despidió a la funcionaria a cargo de los datos y calificó el informe de “falso”.

Trump tiene un manual al que recurre si los números revelan realidades incómodas, y es desacreditar u ocultar las cifras y atacar al mensajero, todo lo cual puede perjudicar los esfuerzos del presidente por convencer al mundo de que Estados Unidos se está

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