Refinado, fiel a su fuerte acento francés de Bélgica, elegante en sus pajaritas, su bigote daliniano y sus maneras. Y ante todo, extraordinariamente sagaz e inteligente, siempre de un modo callado y con la sicología por bandera. Así era el detective Hércules Poirot, la estrella del universo de Agatha Christie, quien 'murió' hace 50 años. Porque Poirot, a pesar de ser un personaje de ficción, llegó a ser tan influyente, admirado, leído y reproducido que su vida se convirtió en una efeméride, casi tan enciplopédica como la de su inventora.
Por ejemplo, importaba mucho saber por qué la autora británica optó por un hombre de nacionalidad belga para encumbrar su obra. Ello se debió a la inspiración que le supuso la llegada de un numeroso grupo de refugiados belgas exiliados de la invasión alem