Ocho décadas después del primer bombardeo atómico de la historia, Hiroshima volvió a alzar la voz . En una ceremonia marcada por el dolor persistente y una clara advertencia al presente, la ciudad japonesa exigió un compromiso global concreto para terminar con las armas nucleares . El aniversario número 80 de la tragedia reunió a una cifra récord de representantes internacionales y se convirtió, una vez más, en una plataforma de denuncia ante el avance silencioso de las políticas armamentísticas.
En medio de un clima sofocante, con temperaturas que rozaron los 35 grados, unas 55.000 personas asistieron al acto central en el Parque Memorial de la Paz . Sobre el escenario, el alcalde Kazumi Matsui leyó una nueva "Declaración de Paz", en la que llamó directamente a los líderes mu