Kelley Mack, una joven actriz reconocida por su participación en la exitosa serie de “The Walking Dead”, murió el sábado pasado. Tenía 33 años y había sido diagnosticada con un tumor canceroso.
La noticia del deceso se difundió el martes a través de un emotivo mensaje en la cuenta de Instagram de la intérprete. “Con profunda tristeza anunciamos el fallecimiento de nuestra querida Kelley. Una luz tan brillante y ferviente se ha trasladado al más allá, adonde todos finalmente debemos ir”.
El mensaje precisó que la intérprete “falleció en paz” el sábado en compañía de su madre y una tía.
Mack había sido diagnosticada con un glioma, una multiplicación de células en el cerebro o la médula espinal y que forma tumores que pueden ser benignos o cancerosos, según explica la Clínica Mayo.
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