Un maleficio se cernió sobre Firgas en el verano de 1932. Uno de su vecinos más conocidos, Benito Guerra González , de 58 años, pareció enloquecer y mató a tiros a su vecina, María Luisa Sosa , de 60 años, y conocida por Pospó . El autor de los disparos creía que había embrujado a su esposa, enferma y trastornada. Luego atinó a darse un tiro con la misma arma homicida y que resultaría mortal.
De pronto, un nuevo rumor que no procedía del manantial llegó a Firgas como epílogo de unos sucesos que alteraron la tranquilidad del pueblo a principios de agosto en 1932. La última desgracia del año llegaba, sin embargo, por aire y trastornaba otra vez a la comunidad: las langostas, cual plaga bíblica, acababan con todo verdor .
El pueblo, movilizado, luchaba contra esa plaga tenazment