En zonas turísticas o con gran afluencia en temporada alta, dividir la cuenta por persona se ha vuelto una tarea poco eficiente y muy lenta. En el restaurante A Peneira de Ribadumia, su copropietaria Teresa González relata cómo tomaron la decisión de dejar de cobrar por separado: “Cuando venían grupos de 20 o 30 personas, era una locura... media hora de un camarero se iba solo en cobrar” . Así que el año pasado decidieron no cobrar por separado.
Desde entonces, el sistema ha funcionado bien, especialmente con los más jóvenes: “Los chavales lo entienden, hacen Bizum entre ellos... tenemos carteles en todos los idiomas, y cuando alguien hace una reserva, ya se le informa”.
La experiencia es similar en Luis O Kabalo, restaurante en O Grove. Su propietario, Luis Caneda, lo tiene claro: “