En la sobremesa de un sábado cualquiera, mientras el café se enfría y el nieto corretea por entre los muebles del salón principal, Vicente Battista recibe una llamada que le hace gritar como si su equipo hubiera marcado el gol de la victoria en el último minuto. Y no exagera: a sus casi 85 años (los cumple el 30 de agosto), el escritor argentino acaba de ganar la 21° edición del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, ese trofeo literario que no se levanta con las piernas, sino con las palabras.
“Fue como un gol en el minuto 89”, dice, con esa mezcla de ternura y picardía que lo caracteriza. Y uno lo cree. Porque si algo tiene este hombre, además de talento, es una inclinación a la simpatía que seduce.
IA, Kafka y la cotidianidad
La novela ganadora, «El simulacro de los espejos»