No se arregla sacándolos del canal, tendríamos que dar el enfoque en salud pública y justicia: Pacheco
Mark Rivera vivió en carne propia lo que es “El Bordo”. Llegó a Tijuana el año 2000 con antecedentes de consumo de “cristal” y heroína, y al poco tiempo de arribar a esta frontera, las circunstancias lo llevaron a caer en la canalización.
Ahí permaneció entre tres y cuatro meses, periodo en el que consumía y vendía sustancias prohibidas, experimentando de primera mano las condiciones indignas en las que vivían las personas en “El Bordo”.
Tras cinco años en prisión, en 2017 volvió a la canalización, pero esta vez no para vivir, sino para tratar de rescatar a quienes ahí permanecían; incluso, con algunas de esas personas llegó a drogarse.
Actualmente, “El Bordo” ha dejado de ser la zona