«En el segundo embarazo de mi hija no pude estar presente», relata la leonesa Emma Vega de entrada. «Me estaba sometiendo a diálisis tres días a la semana, lo que me imposibilitaba viajar a Londres, que es donde residía». Sufre de riñones poliquísticos, trastorno genético que provoca el crecimiento de muchos quistes en el interior de esos órganos. Este tipo de enfermedades son hereditarias, por lo que todos los componentes de la familia (la madre, las tías, la hermana y el hermano) nacieron con esta afección, y deben someterse periódicamente a revisiones, hemodiálisis y, con el tiempo, exponerse a un trasplante de riñón. «Cuando nació mi hija, fue el momento en el que los médicos nos comentaron que lo mejor sería hacernos pruebas. A mí y a ella, cuando alcanzara más edad», afirma.

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