En la bahía de Saint-Brieuc, frente a las costas bretonas, ondea una nueva bandera: la del equilibrio posible entre transición energética y respeto por el medio marino .

El parque eólico marino desarrollado por Iberdrola se erige como ejemplo tangible de que las energías limpias pueden echar raíces —o mejor dicho, pilotes— sin desplazar a la vida que ya habitaba en el lugar. «El parque de Saint-Brieuc se impone como un verdadero laboratorio científico en el mar », afirma Marie Thabard, directora de desarrollo offshore de Iberdrola Francia.

Desde 2018, la construcción y puesta en marcha de este parque ha movilizado esfuerzos técnicos, científicos y sociales. Hoy, más de un año después de su entrada en funcionamiento, los resultados comienzan a hablar por sí solos: biodiversidad activa, pesca en marcha, turistas navegando entre aerogeneradores y una base de datos ambiental sin precedentes.

Eólica armoniosa con las tradiciones

Diseñado desde el inicio para convivir con los usos tradicionales del mar, el parque ha permitido la reanudación de la pesca —excepto la draga de vieiras, por voluntad de los propios pescadores— y la navegación recreativa. En palabras de Thabard, «el parque de Saint-Brieuc fue diseñado para permitir el mantenimiento de la navegación y de las actividades pesqueras dentro del parque, tanto para artes de arrastre como de enmalle».

Más de 90 embarcaciones han faenado en la zona en lo que va de año, mientras más de 15.000 visitantes han recorrido el parque gracias a excursiones organizadas. Y todo ello sin incidentes marítimos.

«La seguridad en el mar sigue siendo una prioridad… No se ha registrado ningún incidente, lo que demuestra una convivencia armoniosa entre los usos marítimos y las infraestructuras del parque», precisa.

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La ciencia a bordo

Lejos de limitarse a generar electricidad limpia , Saint-Brieuc se ha convertido en una plataforma de i nvestigación científica marina . Equipado con radares, cámaras, grabadores acústicos, vehículos submarinos teledirigidos (ROV, por sus siglas en inglés: Remotely Operated Vehicle) y sistemas de seguimiento de aves y mamíferos marinos, el parque permite estudiar la interacción de la fauna con las infraestructuras .

«Nuestro objetivo es multiplicar los canales de información para captar señales ambientales y entender en detalle la interacción de las especies con el parque eólico », explica Thabard.

Los resultados no han tardado en aflorar. Según el Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar (Ifremer), l a bahía de Saint-Brieuc alberga hoy la mayor población de vieiras ( coquilles Saint-Jacques – Pecten maximus ) de su historia. Una cosecha excepcional en 2025 y la presencia continuada de fauna autóctona confirman que el ecosistema no sólo resiste: responde con vitalidad.

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Ciencia en el mar

El parque también ha impulsado investigaciones académicas de primer nivel . La tesis de Mathilde Gigot, financiada por Ailes Marines y el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en francés: Centre National de la Recherche Scientifique), ha evaluado el impacto del ruido submarino en bivalvos locales como la vieira y la praire ( Venus verrucosa ).

Y no es un caso aislado. « Se han patentado sensores de estrés , que han permitido precisar el ritmo biológico hasta ahora poco conocido de esta especie emblemática», afirma Thabard.

Durante cuatro años, los instrumentos de medición han monitoreado incluso el calentamiento de las masas de agua , generando datos de gran valor para instituciones como la Oficina Francesa de la Biodiversidad (OFB, Office Français de la Biodiversité), que ha podido enriquecer el documento de objetivos del sitio Natura 2000 con esta nueva información.

eólica marina iberdrola

Gobernanza compartida

El proyecto se ha construido también desde el diálogo. Con más de 1.400 reuniones oficiales y la participación activa de comités científicos y autoridades locales, el modelo de gobernanza implementado demuestra que el desarrollo de energías renovables no tiene por qué imponerse: puede consensuarse . «Hemos participado en unas 1.400 reuniones oficiales de concertación, sin contar los intercambios informales», recuerda Thabard.

El comité científico y de seguimiento ha contado con contribuciones de entidades especializadas como el Ifremer, el Centro de Estudios y de Experticia sobre Riesgos, Medio Ambiente, Movilidad y Urbanismo (Cerema) y el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Marina (Shom), encargados de realizar contraexperticias independientes .

Respuesta serena y esperanzadora

En uno de los informes del Ifremer se destaca la calidad del enfoque metodológico. «Las mareas experimentales propuestas por los promotores son suficientes para detectar un posible impacto del parque y de su conexión en las especies halieúticas objetivo », precisa la responsable del parque.

En un mundo que exige una transición energética acelerada, el parque eólico de Saint-Brieuc ofrece una respuesta serena y esperanzadora . El que se pregunte si es posible avanzar hacia un modelo sostenible sin renunciar al conocimiento, a la biodiversidad ni a los usos tradicionales del mar, la respuesta es que sí. Como resume Marie Thabard, «el desarrollo del parque ha permitido adquirir nuevos conocimientos científicos especialmente útiles sobre el medio marino.».