Ciudad de México.-"¿Bailamos, mamacita?". "No". "¿Por qué no? ¿Porque estás de luto y traes vestido largo?". "No. No bailo con usted por dos razones. La primera, porque está usted bien borracho. La segunda, porque no soy su mamacita: soy el cura párroco del pueblo". Aquel marido solía jugar póquer con sus amigos todos los jueves por la noche. Aquel jueves salió de su casa, como de costumbre, pero ya no regresó. Por cielo y tierra lo buscó su esposa inútilmente. Dio cuenta a la policía de la desaparición. El oficial de guardia le dijo que buscarían al señor, pero hasta dentro de unos meses, porque las desapariciones eran muchas y había lista de espera. Pasaron diez años. Y un buen día el desaparecido apareció en su casa muy quitado de la pena. Su esposa se echó en sus brazos y le dijo emoci

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