El ruido no es solo sonoro, es mental, emocional y espiritual. Las notificaciones, los titulares alarmantes, las redes sociales, las exigencias cotidianas… Todo parece estar diseñado para dispersar nuestra atención. Y cuando perdemos la atención, lo perdemos casi todo.

La atención es uno de nuestros recursos más escasos y valiosos. Sin atención no hay enfoque. Sin enfoque no hay dirección. Y sin dirección… no hay propósito.

No es casualidad que los grandes líderes espirituales y sabios de la historia hayan valorado el silencio, la contemplación y la escucha interior como vías de acceso a una vida plena. Porque el mundo exterior se vuelve caótico cuando el mundo interior está en guerra.

En mi propio camino he comprobado que el desafío no está solo en aprender cosas nuevas, sino en desapr

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