En el corazón del Museo del Prado, donde el tiempo parece suspendido en cada trazo de óleo y cada partitura de luz, hay una actividad que no se detiene: la restauración. Lo que para el visitante es contemplación, para los restauradores es desafío, técnica y precisión. Y desde hace más de una década, una alianza discreta pero determinante ha dado oxígeno a ese trabajo esencial: la colaboración entre la Fundación Iberdrola España y el Taller de Restauración del Prado.
Esta sinergia, iniciada en noviembre de 2010, ha permitido la recuperación de más de 2.000 obras maestras del museo, apoyando intervenciones complejas, becando a nuevos profesionales y dando visibilidad al proceso técnico y estético que sostiene la memoria visual de España.
Lo que comenzó como un acuerdo de mecenazgo se conso