En 1997 el profesor de ingeniería Kristofer Pister de la Universidad de Berkeley creó el concepto de partículas submilimétricas conectadas o MEMS por sus siglas en inglés. La idea es, como se describe en , crear plataformas de detección y comunicación completamente autónomas en un volumen de 80 milímetros cúbicos capaces de comunicarse a unos 100 metros de distancia entre sí.
Básicamente, se trata de dispositivos que caben en la punta de una aguja . Pero esta miniaturización no se trata solo de ahorrar espacio; está transformando nuestro entorno en algo consciente, reactivo y profundamente conectado.
Desde una , pasando por el transistor hasta los , la nanotecnología está ampliando los límites de lo posible. Y quizás ningún ejemplo sea tan descriptivo como el polvo inteligente de Pi