DONDE ESTÁ TU TESORO, ESTÁ TU CORAZÓN
Una idea central sirve hoy de aglutinante: la confianza ante la venida del Señor. Jesús vio en torno suyo un grupo de hombres temerosos que le seguían en un mundo inhóspito y hostil, y les dijo que tuvieran confianza y fueran animosos, pues Dios Padre ha querido darles el reino futuro.
También les pidió que se liberaran de todas las ambiciones de este mundo y de todo lucro temporal, pues su tesoro está en el cielo, y allí han de poner también su corazón. Si lo hacen así, podrán dormir tranquilos, pues no hay ladrón que pueda “asaltar” el cielo.
Esta serenidad y esta confianza no están reñidas con la actitud despierta y vigilante. Todo lo contrario. Pues el Hijo del Hombre vendrá como un ladrón, sin anunciar la hora de su visita, y ante esta sorpresa