Comenzamos este paseo por el Parque y lo iniciamos escuchando: «Cuántas veces cogería, camino hacia el tedio, una hoja caída, llena de rocío, como amuleto contra el día que me esperaba en el colegio», escribía Ángel Aguilar, en el libro Yo Albacete, editado en 2003. Y afinaba aún más; contaba el poeta que «Albacete es el Parque porque el Parque es el trozo de pueblo que todos los albacetenses llevamos dentro». Definición certera de un lugar donde ha crecido la historia de la ciudad. Y de un poeta de la tierra nos vamos a otro autor de aquí, aunque mucho tiempo atrás: 1932.
En el diario Defensor de Albacete, V. Montes y Martí, escribía lo que sigue: «Y es el dormir plácidamente en el lago y es el suave murmullo del viento en las enramadas y son los rincones llenos de reposo y de vivos cont