La familia Beckham se ha embarcado en que, más que idílicas, parecen sacadas de un catálogo de lujo flotante. Victoria y David, acompañados de Romeo, Cruz y la pequeña Harper, navegan por el Mediterráneo a bordo de su superyate, ese refugio estival de varios millones que convierte cualquier chapuzón en una postal para coleccionistas.
Entre puerto y puerto, practican actividades de lo más terrenales -cenar fuera, jugar al fútbol, pasear junto al mar-, aunque, claro, con el inevitable filtro “Beckham”: todo en versión haute couture y a precio de oro . Y para que el mundo no pierda detalle, tanto David como Victoria han desplegado en redes sociales un álbum estival repleto de sonrisas perfectas, bronceados uniformes y encuadres dignos de campaña publicitaria.
Sin embargo, entre tantas i