El partido se mantenía cerrado hasta el sexto inning, con pizarra de 2-1, gracias al buen duelo de pitcheo entre los abridores Ricardo Pinto por los capitalinos y Odrisamer Despaigne por los melenudos. Ambos limitaron el daño y mantuvieron el suspenso en las tribunas.
Todo cambió en el séptimo rollo, cuando desfilaron 16 bateadores de Diablos y negociaron ocho bases por bolas solo en ese capítulo. A la paciencia en el plato se sumaron tres sencillos, un doble de Allen Córdoba y un triple de Carlos Pérez, para transformar el marcador a un aplastante 12-1.
La ofensiva escarlata aprovechó al máximo los descontrolados relevistas de Leones, sumando en ese episodio lo que no habían podido construir en gran parte del encuentro. La diferencia fue tal que los últimos outs fueron un mero trámite p