Donald Trump vuelve a recular en su guerra arancelaria. La Casa Blanca pospone 90 días la fecha límite para negociar con China los gravámenes a sus importaciones, que expiraba este martes, 12 de agosto.

Según han confirmado fuentes del gobierno estadounidense a Reuters, el presidente ya ha firmado la orden ejecutiva que hace oficial ese nuevo plazo extra. Con ello, Washington da un poco más de aire a su equipo negociador y a Pekín para alcanzar un nuevo acuerdo comercial justo antes de que expirara el plazo impuesto por el mismo Trump el pasado mes de mayo, cuando Estados Unidos anunció una tregua de 90 días que expiraba ahora.

Con esta nueva ampliación del plazo, los aranceles sobre las importaciones chinas seguirán siendo los del 30% acordados durante las reuniones llevadas a cabo durante la pasada primavera en Suiza. El 30% actual viene del 10% de ,base impositiva, más el 20% que Trump aplicó a Pekín en su lucha contra la entrada de fentanilo.

La pausa actual permite evitar que se desate del todo la guerra comercial que Trump escaló hasta el 145% de impuestos a los productos chinos cuando Pekín no dio a torcer su brazo en abril y respondió con aranceles para los productos americanos. La cifra que establecieron los chinos fue del 125%.

La fecha límite para el gigante asiático se sitúa así en noviembre, mientras que en el caso de México expira en octubre. Ambos países son de las pocas excepciones que ha habido después de que la semana pasara entraran en vigor los aranceles globales de Trump: tanto aquellos que se habían logrado negociar antes de la fecha límite (como el 15% a la UE) como los unilaterales (es el caso del 25% a la India, que ya ha escalado al 50%).

La razón por la que tanto China como México parecen estar gozando de un trato especial por parte de Washington es que los impuestos a sus importaciones pueden tener un gran impacto en la economía estadounidense.

Los aranceles a China están entre los gravámenes que más han preocupado a los mercados y especialmente a las grandes compañías estadounidenses, como Walmart y Target. En su momento, los representantes de las compañías advirtieron al presidente de que los impuestos a las importaciones chinas implicarían un aumentos de precios en sus productos. Algo que repercutiría directamente en los consumidores.

Los efectos de los aranceles que ya están en vigor desde principios de año ya asoman la cabeza en algunos de los macroindicadores económicos de la economía estadounidense, como es la inflación, que ya se ha encaramado hasta el 2,7%. El ritmo del gasto del consumidor también se ha empezado a enfriar. El banco de inversión Morgan Stanley estima que el crecimiento del gasto del consumidor se reducirá del 5,7% de 2024, a un 3,7% en 2025.