La cornada a Morante de la Puebla en Pontevedra en el día previo a su comparecencia en Huesca atravesó el corazón de los oscenses en el mismo momento que las noticias, el pasado domingo a media tarde, empezaban a aterrizar sobre el coso oscense. El vacío que deja el maestro se puede narrar, pero no se explica. Desde ese momento, todo quedaba en un segundo plano por la ausencia del genio de la Puebla .
La empresa, en su justo derecho, incluía a Manuel Escribano, un torero que, hay que recordar, apodera. Pero igual de justo es pedir, con todo el respeto del mundo hacia Escribano, una sustitución que esté, al menos, cerca de Morante en el escalafón. Teniendo siempre presente que Morante es insustituible. Pero no es cuestión de gustos, es simplemente coherencia. Ya no un Borja Jiménez,