Después de enviar la Guardia Nacional a Los Angeles, el presidente hace lo mismo con la capital del país para lanzar una amenaza al resto de ciudades santuario
Trump despliega la Guardia Nacional en Washington y pone a la Policía local bajo control federal
Con tan solo siete meses, la presidencia de Donald Trump está entrando en una nueva fase: la normalización. Primero, desplegó a los militares en la frontera con México, aludiendo a una emergencia nacional por los cruces fronterizos. Luego, militarizó Los Ángeles a raíz de las protestas contra las agresivas redadas de inmigración —las cuales condujo su administración para cumplir cuotas internas—. Trump se apoyó en las imágenes de los disturbios nocturnos para justificar la acción en la ciudad californiana. Ahora, ha enviado la Guardia Nacional a la capital del país sin que siquiera haya altercados. Todo para “limpiar” la ciudad de personas sin hogar y “bandas violentas”.
La última vez que la Guardia Nacional fue desplegada en la capital de la ciudad fue para aplacar el asalto al Capitolio del 6 de enero. En ese momento, Trump aún era presidente y fue duramente criticado por retrasar el envío de las tropas.
Para justificar la medida, el presidente habla de una inseguridad rampante en las calles, pero los datos de crimen en la capital son los mejores desde hace tres décadas, según la Fiscalía de la ciudad. Solo en 2024, el crimen bajo un 35% respecto a 2023.
Los 800 efectivos militares de la Guardia Nacional que llegaran a la capital no solo irán armados, sino que también tendrán capacidad para arrestar. Al finalizar la extensa rueda de prensa del lunes donde anunció el despliegue del cuerpo militar y la toma de control de la policía local, Trump aseguró que Washington será “un modelo” sobre cómo abordar el crimen en otras ciudades. Lo cierto es que será otro laboratorio de prueba sobre cómo quebrar las ciudades santuario.
Las ciudades y estados santuarios reciben este nombre porque la policía local no tiene permitido cooperar con los federales, lo que las hace un lugar más seguro para las personas sin papeles. En su campaña de deportaciones masivas, estos lugares se han convertido en una piedra en el zapato de Trump para lograr cumplir su promesa de realizar la “deportación masiva más grande de la historia”. Casualmente, estas ciudades y estados que garantizan más derechos a las personas sin papeles también son grandes feudos demócratas: Los Ángeles, Washington, Nueva York y Chicago.
La militarización de Los Ángeles tenía la voluntad de funcionar como un castigo ejemplar para las ciudades santuario. Además de que también fue un globo sonda de la propia Administración. Cuando en junio el presidente pasaba por encima de la autoridad del gobernador de California, Gavin Newsom, y enviaba a la Guardia Nacional y a los Marines a la ciudad californiana, existía el temor de que en el futuro hiciera lo mismo con otras ciudades santuario. Dos meses después, cuando justo acaban de retirarse la mayoría de los 5.000 guardias nacionales que había apostados en Los Ángeles —aún quedan unos 250—, le llega el turno a Washington con 800 efectivos. Todo mientras Trump ya apunta a Nueva York y Chicago.
“Esta es la otra cosa de la que nos tenemos que librar: las ciudades santuario. Tan rápido como podamos. Lo vamos a hacer también”, advertía Trump el lunes desde la sala de prensa de la Casa Blanca. “Enseguida pondremos la vista sobre Nueva York”, afirmaba. “Y si hace falta, también haremos lo mismo en Chicago, que es un desastre”. La victoria del candidato de izquierdas Zohran Mamdani para liderar la candidatura demócrata en las elecciones a la alcaldía de Nueva York ha puesto nervioso a los republicanos. Incluso el mismo Trump está tomando cartas en el asunto y está buscando activamente candidatos republicanos que puedan hacer frente a Mamdani, según publicaba el New York Times.
Por otro lado, Chicago fue uno de los primeros blancos de las redadas de los agentes de inmigración cuando Trump regresó al poder en enero. Las detenciones indiscriminadas contra la población migrante también provocaron protestas contrarias a la presencia de ICE en la ciudad.
Juzgar niños de 14 años como adultos
Más allá del envío de la Guardia Nacional, que debido a la naturaleza del distrito de Columbia está bajo control de Trump, el presidente también ha tomado el control de la policía local. En principio, la autoridad que ha invocado para poder hacerlo solo le da potestad para 48 horas. Para alargarlo más tiempo es necesario que se tramite en el Congreso, y es posible que Trump lo haga para extenderlo hasta un máximo de 30 días. El anuncio de la militarización de la capital del país llega después de que Trump ya desplegara durante el fin de semana al FBI y otros cuerpos federales para patrullar la ciudad.
En la rueda de prensa del lunes, la nueva fiscal general del Distrito de Columbia, Jeanine Pirro —que fue puesta en el cargo por Trump en mayo— también pidió que adolescentes de tan solo 14 años sean juzgados como adultos. “He visto demasiados jóvenes punk que se creen que pueden ir juntos en gangs y pandillas y apalear a quienes quieran. [...] Pueden estar en Dupont Circle, pero saben que no les puedes tocar. ¿Por qué? Porque las leyes son débiles”.
Pirro ha pintado estos grupos como si fueran uno de los principales focos de violencia y ha criticado que no se les puede arrestar. “Acaban en un juzgado de familia, y después se van a hacer manualidades o yoga. Es suficiente, esto cambia hoy”. Según datos del Departamento de Policía de Washington, se han realizado cerca de 900 arrestos de menores en lo que va de año, casi un 20% menos de los que se realizaron durante el mismo período en 2024. A pesar de que Pirro se queja de no aplicar suficiente mano dura contra los jóvenes, lo cierto es que este verano las autoridades locales han implementado toques de queda más estrictos para los adolescentes como respuesta a la preocupación por las peleas que estallan en la ciudad, muchas de las cuales son grabadas en vídeo y difundidas en redes.
La reacción de los demócratas no se ha hecho esperar. Muchos congresistas de la oposición han destacado que se trata de un abuso más de poder por parte del presidente. El presidente del Comité Nacional Demócrata, Ken Martin, ha calificado de “bruto” abuso de poder la acción presidencial. “El uso indebido y continuo que hace Trump de la Guardia Nacional no es más que el de un hombre débil y enclenque, desesperado por mostrar una apariencia de fuerza mientras lleva al país a la ruina, protege a traficantes de personas y destruye la economía estadounidense”, ha afirmado Martin.