César Méndez salió más tarde ese día de su casa para ir a trabajar; cuando fue a subirse al coche lo pararon, lo pusieron contra la pared y lo esposaron. Había caído en la redada antimigratoria de Donald Trump que lo condenaba a dejar Estados Unidos tras 20 años residiendo en el país.

César lleva apenas un mes en Fuerteventura , donde ha optado por poner el marcador a cero y empezar una nueva vida, igual que hizo cuando en 2005 decidió abandonar El Salvador y probar suerte en Estados Unidos. En Cuscatlán se ganaba el jornal en una fábrica de textiles. Con el salario iba alimentando la nevera hasta que empezaron las amenazas de las pandillas.

«Era un acoso diario , cuando salía a trabajar estaban fuera; me pedían dinero y si no me golpeaban y maltrataban», relata. Al final, no le

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