«Nada detrás de mí, todo delante, como siempre en el camino», escribió , el padre de y la contra-cultura estadounidense de los 60, aunque ese camino acabó donde empezó: en la pequeña ciudad de Lowell, Massachusetts. Allí descansa su cuerpo coronado por una lápida que está rodeada de colillas, una botella de vino, latas de cerveza entre flores, una cruz de vidrio, muchos bolígrafos y lápices incrustados en la tierra, notas con mensajes, monedas oxidadas , piedras amontonadas y una muñeca barbie desarrapada vestida de púrpura al lado de unas viejas bambas Converse medio enterradas. Dejar algo allí es una forma de conectar con su viaje. Como si Kerouac los escuchara.

La tumba está en el cementerio Edson. El lugar es una extensión de prado y lápidas al sur de la ciudad, junto a una gasoline

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