El desarrollo de la guerra en Ucrania, claramente desfavorable en estos momentos a los intereses occidentales, ha incrementado de manera drástica los temores de los Estados miembros de la UE más cercanos a las fronteras de la Federación Rusa. Esta situación quedó recogida en la escueta declaración de la Cumbre de la OTAN en La Haya. Las condiciones exigidas por la Administración Trump para alcanzar el 5% del PIB en gasto militar en 2035 recibió la aceptación –con permiso de España– de todos los países aliados. A pesar del elevado costo económico y político –asumir una posición de vasallaje no es cosa menor–, el resultado de la cumbre fue defendido por las élites políticas atlantistas comunitarias como algo positivo, porque logra postergar, supuestamente, la amenaza de la eventual ruptura d
Quien tiene casa de vidrio, no arroja piedras

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