El oro ha sido, durante milenios, el símbolo por excelencia de la solidez financiera . Su escasez, su durabilidad y su aceptación global lo han convertido en el activo de reserva predilecto para bancos centrales y gobiernos . Sin embargo, con la llegada de la era digital , ha surgido un nuevo contendiente que promete una forma de valor aún más escasa y globalmente accesible: Bitcoin . Esto plantea una pregunta fundamental para las naciones: ¿Es sensato que un país considere a Bitcoin como una reserva estratégica, o es un riesgo geopolítico innecesario que desafía la lógica de siglos de política monetaria?

La discusión no es binaria, no se trata de una elección entre el todo o la nada, un dilema de "Bitcoin o nada". Un país con un vasto tesoro de oro y bonos no abandonaría su l

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